OPERATIVOS

Una lucha desigual donde el ejército mexicano se ve superado
LA GUERRA NO PARA

Con arma en mano y anuncios publicitarios, el gobierno federal pretender ganarle al narco

Por Cristian Ortiz Carreón

Lunes 16 de marzo 2009
México, D. F.


Desde la llegada del presidente Calderón al poder ejecutivo en diciembre de 2006, se declaró abiertamente la guerra contra el narcotráfico, misma que naturalmente ha resultado en una batalla difícil de sortear para la actual administración; ya que, al día de hoy, arroja miles de muertos, siendo la gran mayoría, pertenecientes a las filas del gobierno federal.

El objetivo principal del ejército mexicano es recuperar la tranquilidad que pertenece al pueblo, misma que se ha visto mermada tras las acciones desarrolladas por el crimen organizado. Es por ello, que en lo que va sexenio se han llevado acabo una serie de operativos obteniendo resultados medianamente favorables, o al menos así lo muestra la información ofrecida por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Si bien es cierto, las cifras nos permiten vislumbrar un amplio panorama de la situación, hay que mencionar también que, en ocasiones, debemos analizar esta la información por el ámbito cualitativo, esto, con el fin de comprender el verdadero impacto en la sociedad, las condiciones en que transcurren los operativos, el trabajo “real” ejecutado por los efectivos utilizados en la lucha y, sin lugar a dudas, el balance costo-beneficio.

Participante de los operativos

Con el fin de realizar la reflexión antes mencionada, Rodolfo Cervantes Cabo del 1er. Batallón de paracaidistas miembro de la brigada de sanidad compartió en entrevista, sus experiencias e inquietudes. Este personaje, hasta ahora desconocido, se graduó como primero de su clase, y forma ahora parte del curso impartido por la misma FAM (Fuerza Aérea Mexicana) para ser instructor de paracaidismo; motivo por el cual no fue solicitado a presentarse en Ciudad Juárez.

Tras escuchar las palabras del cabo Cervantes, se puede vislumbrar una visión muy peculiar acerca del trabajo que realiza el ejército mexicano. De igual forma, se deja entrever una compleja vida para los miembros que participan de las brigadas, no sólo dentro del trabajo, sino también dentro del ámbito personal.

Según la información obtenida, durante el trabajo en Tamaulipas, al entrevistado le tocó estar de apoyo en una caseta de peaje, situación que le resulto extenuante física y anímicamente, debido a que las condiciones de vida eran infrahumanas, además de que las labores resultaban a menudo repetitivas.

“Vivíamos veinte cabrones en un cuarto que se encuentra detrás de las casetas, que normalmente se ocupa para que las personas de la limpieza guarden sus cosas… y a los que no aguantaban vivir con todos los demás le tocaba afuera en el pasto”. Esta frase habla por sí sola; no obstante existían otros factores que resultan en condiciones extremas para aquellos que vivían ahí.

Un día ahí, para cualquiera que le correspondiera estar en dicha posición, se resumía en lo siguiente: Despertar, desayunar, revisar autos, patrullar la zona, comer, descansar, volver a revisar autos cenar y dormir; actividades que no siempre eran en ese orden. Y hablando de patrullar y revisar autos -que era lo mas importante que se realizaba- comentó: “pocas fueron las veces que encontramos algo, y esa era nuestra mayor diversión”.

Las condiciones en Michoacán por el contrarío resultaron distintas, la llegada del ejército mexicano fue un alivio para los pobladores de la zona, quienes expresaban abiertamente estar amenazados por narcotraficantes que, en caso de no cooperar los matarían, además de denunciar a comerciantes de estupefacientes pequeños, brindando a las fuerzas armadas datos específicos como nombres, placas de automóviles, domicilios, rutas y descripciones.

Cualquier dato proporcionado por la gente era utilizado; patrullando hasta encontrar con las personas, los vehículos o las direcciones. Aquí, cabe resaltar un punto muy importante de la investigación. “Cuando los agarrábamos, les poníamos unas madrizas. Yo los pateaba con un coraje… entre mí pensaba ‘por tu culpa estoy aquí, culero’” y así, comenta el cabo Rodolfo, tras los maltratos y amedrentación obtenían mas información.

De entre las direcciones proporcionadas por los pobladores, entraron a una donde “se encontró de todo: cartuchos, granadas, armas entre otras cosas, todo de mayor potencia y en mejor estado que nuestras armas (del ejército)”. Aunado a desenterrar todo este arsenal, ya que se encontraba en el patio, los miembros que lo hallaron debieron quedarse a resguardarlo por días hasta que pudieron entregarlo al las autoridades correspondientes.

Durante este periodo de espera, Rodolfo y sus compañeros casi no durmieron, ingerían lo poco que les podían llevar de comida y naturalmente, el aseo personal era un sueño difícil de alcanzar.

Extrañamente para el entrevistado, el trabajo realizado en Tamaulipas resultó mucho mas pesado, pues la rutina era mortal, y los días resultaban interminables. No así Michoacán, donde si bien es cierto que el riesgo era mas constante, la variedad de actividades y “la posibilidad de atrapar y golpear a alguien hicieron que los días pasaran mas rápido”.

Pese a tener la experiencia de haber participado en estos operativos, al cabo Cervantes le inquieta la posibilidad de ir a Cd. Juárez, ya que por el momento no ha sido solicitado debido al curso que está tomando, sin embargo, él sabe que en cualquier momento lo pueden hacer y eso implica, en sus propias palabras: “ir a la ciudad mas peligrosa del país”.

La otra guerra

Como complemento a los operativos, el gobierno federal se ha dedicado a mostrar en los medios de comunicación, spots donde da a conocer los avances dentro de esta lucha contra el narcotráfico.

Son múltiples los beneficios que propician estos anuncios ya que, por una parte, el hecho de mostrar al pueblo, que sí se están consiguiendo algunas cosas dentro de la lucha, justifica medianamente la pérdida de tantas vidas. De igual forma, es una manera de decirle a la población que se está cumpliendo con lo prometido y que, pese a que muchos no estén de acuerdo con su forma de actuar y de pensar, sí se está trabajando.

Por último, los mensajes mostrados en los medios, son una amenaza contra los narcotraficantes, pues resulta una alerta tanto para los actuales narcotraficantes, como los futuros, debido a que simbolizan una constante lucha, donde no saben si los siguientes serán ellos.

Todos estos fines que se pretenden conseguir por parte del gobierno federal, se han conseguido al menos de manera parcial, lo cual, se ve demostrado en los pobladores de los lugares donde ha estado el operativo conjunto, quienes ven con buenos ojos la lucha que el ejército y demás instituciones de seguridad mantienen contra el crimen organizado, pues creen que “es la única forma de combatirlo”.

Lucha sin sentido

A últimas fechas, Calderón pronunció, que esta lucha se de debe llevar conjuntamente, ya que si bien es cierto los mexicanos producimos y traficamos la droga, los Estados Unidos son quienes la compran y proveen de armamento -aún más poderoso que el usado por el ejército- al narcotráfico.

Esto último fue confirmado por el cabo Cervantes, cuando se refirió a la casa donde se encontró el armamento en Michoacán, comentando que “eran armas de alto calibre y en buen estado; es ahí de donde surgen una serie de cuestionamientos por parte de la sociedad política, mayormente de partidos de oposición; quienes consideran que la lucha nunca se ganará con arma en mano”.

Sin dejar de reconocer que se han conseguido logros durante la presente administración, hay quienes dicen que no se pude ganar una lucha, donde estás en clara desventaja pues, además de armas poderosas, el crimen sí cuenta con organización y apoyo internacional (de otros cárteles), y sobre todo, el factor de la clandestinidad.

Este último factor resulta considerablemente relevante, pues si bien es cierto que se han decomisado varias toneladas de drogas, así como cantidades importantes de armamento, éstos no son sino una porción minúscula de todo lo que maneja el narcotráfico. Basado en estos cuestionamientos, algunos partidos proponen que la mejor manera de ganar esta batalla, es despenalizar las drogas, quitando así el mercado abierto que hasta el momento tiene la clandestinidad.

Desafortunadamente para nuestro país, el libre consumo de estupefacientes podría implicar un boom en el consumo, ya que como se ve demostrado en las drogas legales (tabaco y alcohol), los mexicanos no hemos conseguido tener un adecuado control sobre la venta de los mismos. Es así como se llega a la conclusión, que el país parece enfrascado en una lucha sin sentido donde, a pesar de pensarse en mermar al enemigo, resulta casi imposible salir victoriosos.
Decomiso

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